La defensa de la libertad de mercado en el siglo XXI exige una visión que vaya más allá de las fronteras nacionales y que reconozca cómo la tecnología ha redefinido la naturaleza de la competencia y el poder. La globalización, si bien ha ampliado los mercados y la escala de la competencia, también ha magnificado los desafíos para garantizar la libertad de mercado efectiva. Las grandes corporaciones y los oligopolios ya no operan solo a nivel nacional, sino a escala global, dificultando que las autoridades de competencia nacionales actúen de manera aislada.
Las empresas tecnológicas, financieras y mediáticas, operan sin fronteras y su capacidad para acaparar mercados y ejercer poder es global. Esto exige una coordinación internacional mucho más robusta entre las autoridades de competencia, ya que las fusiones o prácticas anticompetitivas en un país pueden tener repercusiones en todo el mundo. Por otra parte, las grandes empresas pueden aprovechar las diferencias en las regulaciones entre países para buscar jurisdicciones con menos supervisión, eludiendo controles y prácticas que serían inaceptables en otros lugares. Esto crea una carrera hacia abajo que debilita la protección de la competencia. También, la globalización ha creado cadenas de suministro extremadamente complejas, donde la trazabilidad y la transparencia pueden ser difíciles de asegurar, abriendo la puerta a prácticas poco éticas o anticompetitivas en diferentes eslabones de la cadena.
La tecnología, si bien es una fuente inmensa de innovación y eficiencia, también ha introducido nuevas formas de perversión de la libertad de mercado. En muchas plataformas digitales, cuantos más usuarios tiene una red, más valor tiene para los nuevos usuarios.Esto crea «efectos de red» que favorecen la concentración natural del mercado, haciendo extremadamente difícil que nuevos competidores emerjan una vez que un actor dominante ha establecido una base de usuarios masiva.
Por otro lado, las grandes tecnológicas acumulan ingentes cantidades de datos de usuarios, lo que les proporciona una ventaja competitiva masiva. Estos datos actúan como una barrera de entrada para nuevos competidores, quienes no pueden replicar la riqueza de información que tienen los incumbentes para personalizar servicios, dirigir publicidad o desarrollar nuevos productos.
Muchas de estas plataformas crean «ecosistemas» donde los usuarios son incentivados a permanecer dentro de sus servicios interconectados (ej. software, hardware, tiendas de aplicaciones, servicios en la nube). Esto limita la interoperabilidad y la capacidad del usuario para migrar a otros servicios, reduciendo la competencia real. Finalmente, es necesario destacar la capacidad de las grandes tecnológicas para adquirir startups innovadoras que podrían convertirse en futuras amenazas competitivas (los «killers de la competencia») es un riesgo aún mayor en la era digital, donde el valor de una startup no siempre se refleja en sus ingresos actuales, sino en su potencial futuro.
Dada la naturaleza global de estos desafíos, la garantía de la libertad de mercado efectiva no puede ser solo una tarea nacional. Requiere una gobernanza y cooperación internacional mucho más robusta y coordinada. Es necesario buscar una mayor convergencia en las normativas antimonopolio y de competencia a nivel internacional para evitar el arbitraje regulatorio y asegurar un terreno de juego equitativo. Por otro lado, deberíamos explorar mecanismos de resolución de disputas y aplicación de normas que trasciendan las jurisdicciones nacionales cuando las prácticas anticompetitivas son transfronterizas. También desarrollar marcos regulatorios específicos y consensuados a nivel global para las plataformas digitales, abordando los efectos de red, el monopolio de datos, los ecosistemas cerrados y las adquisiciones estratégicas. Iniciativas como la Ley de Mercados Digitales (DMA) en la UE son un paso, pero su aplicación y alcance global, requieren fortalecer la colaboración entre las autoridades de competencia de diferentes países para compartir inteligencia y aprender de las experiencias de cada uno en la lucha contra los abusos.