
Javier Milei, el actual presidente de Argentina, es un declarado admirador y promotor de la Escuela Austríaca de Economía, en la que Ludwig von Mises y Friedrich Hayek son figuras centrales. Sus políticas y discursos a menudo reflejan directamente las ideas de estos pensadores.
Las acciones de Javier Milei son un claro intento de implementar los principios de la Escuela Austríaca, desmantelando el intervencionismo estatal, promoviendo el libre mercado y la propiedad privada, y defendiendo la libertad individual como pilares fundamentales para el progreso económico y social, siguiendo la línea de pensamiento de Mises y Hayek.
Es de destacar su defensa radical del libre mercado, su crítica al socialismo y al intervencionismo estatal, y su énfasis en la acción humana individual como base de la economía, fruto del pensamiento de Mises quien decía que solo un sistema de libre mercado, basado en la propiedad privada, puede asignar recursos eficientemente y maximizar el bienestar social. Mises defendió que la inflación es siempre un fenómeno monetario, causado por el aumento excesivo de la oferta de dinero por parte del Estado.
Milei sigue también los postulados de Hayek de que el conocimiento relevante para la toma de decisiones económicas está disperso entre millones de individuos y solo el sistema de precios puede coordinarlo eficientemente y que la competencia es un proceso dinámico de descubrimiento donde los empresarios prueban nuevas ideas, productos y métodos, y el mercado selecciona los más exitosos. También sigue las advertencias de Hayek de que la planificación económica y la acumulación de poder en el Estado, incluso con buenas intenciones, inevitablemente llevan a la restricción de las libertades individuales y al totalitarismo.
Son mucho los ejemplos que avalan estos postulados, como sus propuestas de privatizar empresas estatales, como Aerolíneas Argentinas o la energía, y reducir drásticamente el gasto público. Para él, estas empresas son ineficientes bajo control estatal y solo la competencia en el mercado privado puede mejorar su desempeño y beneficiar a los consumidores. La propuesta de prohibir la emisión de dinero y, por lo tanto, acabar con la inflación crónica en Argentina.
También las medidas de desregulación masiva impulsadas por Milei, como el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) que buscaba derogar o modificar cientos de normativas. La idea subyacente es que el Estado no puede saber mejor que los individuos y las empresas, cómo deben operar, y que eliminar regulaciones permite que la información de precios y las decisiones individuales guíen la economía de manera más eficiente. Igualmente, su insistencia en abrir la economía a la competencia internacional, eliminando barreras arancelarias y restricciones comerciales. Considera que esto obligará a las empresas nacionales a ser más eficientes e innovadoras, beneficiando a los consumidores a través de precios más bajos y mayor calidad, en un proceso constante de mejora impulsado por la competitividad.
Son de destacar los discursos de Milei donde alerta sobre los peligros del «colectivismo» y la «pérdida de libertad» si el Estado sigue creciendo. Su agenda de reducción del tamaño del Estado y limitación de su intervención busca precisamente evitar lo que Hayek describió como el deslizamiento hacia la servidumbre.