¿De quién depende la Fiscalía?… ¡Pues eso!

Mala pregunta de Sánchez y peor respuesta del periodista. Y una conclusión de Sánchez solo propia de una mentalidad de dictador.

La Fiscalía no depende del Gobierno. La nombra el Gobierno, pero no depende de él. Como no dependen ningún funcionario. Ni los Jueces, ni los Letrados, ni los Abogados del Estado, ni los Generales o los Almirantes, aunque sean nombrados por el Gobierno, dependen de él. La Fiscalía la nombra el Gobierno, pero NO depende de él.

Todos los funcionarios, y cuanto más altos, con mayor responsabilidad, dependen del cumplimiento de la ley, de su código profesional, de su código ético y de su código moral. Pero, ante todo, de su código profesional y de su juramento a la hora de tomar posesión de su cargo.

Esto es connatural con cualquier gobierno liberal democrático, con cualquier régimen de libertades como el que hasta ahora ha caracterizado a los países del llamado Occidente; incluido las socialdemocracias liberales. No el socialismo más o menos rojo, más o menos extremo. Aun regímenes autollamados socialdemócratas como el dirigido por Felipe Gonzalez, muchos de cuyos dirigentes e incluso ministros se autodefinían como liberal-socialdemócratas, cayó en la querencia de limitar la separación de poderes, modificando por la puerta de atrás la Constitución y contraviniendo con lo dispuesto en ella, cuando el entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, dijo “Montesquieu ha muerto” y “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”. Graves palabras dichas a la ligera que están siendo premonitorias de su situación actual. Un gobierno comunistoide, bolivariano, falso, mentiroso, caradura, traidor y con vocación dictatorial, que ha invadido con cargos políticos todas las instituciones y que se cree que éstas y todos sus funcionarios le pertenecen. Y que actúa con impunidad a golpe de decreto-ley. Que está aprovechándose del régimen de libertades de nuestro modelo político para destruirlo.

Son precisamente los funcionarios: los Jueces, los fiscales, los Letrados, los Abogados del Estado, los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, los Militares, los Técnicos de la Administración del Estado, los Diplomáticos, y un largo etcétera, los que deben impedir esto y poner por delante su juramento a la constitución y a la bandera de España. Somos los ciudadanos los que se lo exigimos. Ellos son el Estado, no los políticos de turno ni los miembros del gobierno. Los políticos acabaron convirtiendo a España en una Partitocracia y ahora está derivando en una autocracia, en una dictadura.

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