La importancia de los otros

De nada vale pensar, idear, descubrir, crear, si lo que se piensa, lo que se idea no se puede trasmitir a los demás. Es como si no existiese. No vale nada.

¿Cómo poder trasmitir ideas, pensamientos y sentimientos de manera que se entiendan, que se sientan, sin que estos se desvirtúen? Cuando la trasmisión también es una enseñanza, debe ser una enseñanza. La enseñanza propicia el entendimiento de lo trasmitido.

Por muy geniales que sean nuestras ideas, por muy bellos que sean nuestros pensamientos, si no los podemos trasmitir, si no los sabemos trasmitir, ¿De qué valen?

Porque, ¿de qué vale un libro que nadie leerá? ¿O una canción que nadie escuchará? No existen.

Por eso a los que escribimos, nos gusta que nos lean; y que nos lea mucha gente. Un libro, un poema, no está completo, no está realizado, hasta que alguien lo lee y lo interpreta. Una canción, una composición musical no es tal, mientras no haya alguien que la escuche y la haga suya.

Vivimos en los demás.

 

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