Prevención de Enfermedades y Vacunación

Una forma de prevenir la enfermedad es evitarla manteniendo un comportamiento higiénico y unos hábitos saludables como son comer bien, no beber alcohol en exceso, no fumar, no drogarse, hacer ejercicio regularmente y mantener una actividad intelectual y emocional suficiente.

Pero hay otra manera, muy importante, que es esencial para prevenir las enfermedades infecciosas, que es la de fortalecer al organismo para que, si es atacado por los agentes que provocan la enfermedad, sean estos virus o bacterias, éste pueda combatirlos evitando contraerla. Esta última manera es el caso tradicional de las vacunas.

Como lo que provocan las vacunas es un fortalecimiento del sistema inmunitario para defenderse de los agentes externos, hemos evolucionado de las vacunas preventivas, a las vacunas terapéuticas; es decir aquellas terapias que consisten en fortalecer al sistema inmunitario contra agentes externos o internos (como es el caso de las células cancerosas) para acabar con ellos.

El problema de las infecciones por agentes patógenos, sean estos virus o bacterias, es un problema global ya que el riesgo de su introducción procedente de otros países es muy alto.

España está sometida a una gran presión migratoria de entrada de extranjeros por motivos turísticos, de negocios e inmigración, la inmensa mayoría extracomunitaria y parte de ella incontrolada. A su vez millones de españoles salen de nuestras fronteras todos los años por los mismos motivos a países extracomunitarios donde existen enfermedades ya erradicadas de España y de Europa. Además, la progresiva elevación de temperaturas está permitiendo que insectos portadores de virus o bacterias patógenas puedan adaptarse a vivir en nuestra península.

Por ejemplo, en el caso de la Polio, en la UE hay en torno a 12 millones de personas menores de 30 años sin vacunar contra este virus. Y cuando el virus entra en el país, es muy fácil que se ponga en circulación aprovechando los grupos sin vacunar. En España, el Centro Nacional de Epidemiología alerta de que existe un riesgo real de reintroducción del virus de la polio en nuestro país. Las autoridades sanitarias recomiendan a los países identificar los focos de población vulnerable. Hay una probabilidad, baja, pero existente, de que vengan personas, no ya solo inmigrantes de países tercermundistas sino también turistas o gente en viaje de negocios, infectadas, que sean portadores aunque no manifiesten la enfermedad, y que traigan a casa el virus si no están bien vacunados.

Todo esto exige a nuestras autoridades políticas y sanitarias, desarrollar, entre otras acciones, una estrategia de mayor control y seguimiento de las vacunaciones y de prevención de vacunas para los posibles brotes epidémicos y crisis infecciosas que puedan ir surgiendo.

Pero el problema se agrava si consideramos que, con el desarrollo de las resistencias bacterianas, cada vez tenemos menos recursos para luchar contra las enfermedades infecciosas. Hasta ahora la industria ha ido generado nuevos medicamentos para enfrentar estas resistencias pero el número de antibióticos desarrollados por la industria farmacéutica ha disminuido de manera dramática. Cada vez hay menos alternativas terapéuticas y hay pocos fármacos para enfrentar las bacterias resistentes. Es un proceso que se empezó a acelerar a partir de los años 50 hasta llegar a la crisis antibiótica que se vive hoy, con más bacterias resistentes y menos antibióticos en el mercado.

Todos estamos de acuerdo en que la mejor inversión, la más eficiente y la menos costosa es promover la salud y fortalecer el organismo para luchar contra las enfermedades. Y una herramienta fundamental e irrenunciable son las vacunas.

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