De esta crisis saldremos muy perjudicados. La Sanidad también.

El desarrollo de la pandemia generada por el coronavirus SARS-Cov-2 está afectando gravemente la actividad médica y quirúrgica respecto a las enfermedades más relevantes generando daños colaterales y el agravamiento de patologías como patologías en Cáncer y las enfermedades coronarias, debido a los atrasos en sus tratamientos y generando un importante atasco, cuando ya sufríamos de largas listas de espera, en algunos casos inasumibles.

Estos enfermos se han retraído de acudir a las consultas y a los hospitales ante el miedo de contagio; pero la accesibilidad a los Centros de Salud se ha hecho muy dificultosa (a veces inviable) y los hospitales se han visto en la situación de paralizar prácticamente toda la actividad que no fuera la de la atención al Covi19.

Bien sea a iniciativa de los pacientes o de las propias organizaciones sanitarias, se han aplazado pruebas diagnósticas, revisiones, consultas y controles que ya están pasando factura en el aumento de la mortalidad.

Los enfermos crónicos, pero especialmente aquellos con patologías silenciosas como la hipertensión, la diabetes o el colesterol, ante el aturdimiento provocado por la situación, relajan la adherencia terapéutica.

La situación de crispación y desinformación provocada por el comunismo del Gobierno no busca otra cosa que despistar y aturdir a la gente mientras tratan de afianzarse con el poder de todos los estamentos del Estado. Un escándalo tapa a otro generando un mareo y desazón de obliga a la inhibición de la gente para no volverse loca.

El problema está en que la pandemia no se ha terminado. Nos adentramos en el otoño, con la previsible llegada de la gripe y los resfriados. Las vacunas ofrecen todavía muchas dudas y la gente no sabe si se debe de vacunar contra la gripe o no. Los problemas van a continuar. Los sanitarios están cansados y todo el mundo desorientado ante tanta ineptitud y falta de claridad de los mensajes del gobierno. No sabemos qué pasará.

Pero lo que está claro es que nuestro Sistema Nacional de Salud no saldrá fortalecido de esta experiencia. La crisis económica va a ser fortísima y la sanidad se resentirá. Los recortes llegarán a todos y, por supuesto, la la Sanidad. La calidad de los servicios del SNS será cada vez más más desigual en función de cada Comunidad Autónoma. Lo tenemos muy difícil… Dios proveerá.

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