Envejecimiento y reproducción celular. ¿Juventud o cáncer?

El cáncer se produce por un desarrollo anómalo de células que son capaces de reproducirse de manera ilimitada haciéndolo de manera desordenada. No se van reduciendo los telómeros como en las células normales y no se avejentan. Pero el cáncer prospera solo cuando nuestro sistema inmunitario no es capaz de destruir esas células.

Las características genéticas de cada persona la hacen más o menos propensa a generar un cáncer. Y aspectos fisiológicos provocados por circunstancias ambientales pueden desencadenarlo. Entonces es cuando actúa nuestro sistema inmunológico luchando contra esas células extrañas. Células que a su vez se defienden camuflándose, de manera que no sean interpretadas por el sistema inmunológico como extrañas, como enemigas.

La curación del cáncer se logra en primer lugar cuando la detección es precoz, es decir, mientras las células cancerosas están reunidas en un solo tumor y este es susceptible de una cirugía con resultado de bordes limpios. Si no es así o si se supone riesgo de una dispersión de esas células, es necesario complementar esta cirugía con quimioterapia y otros tratamientos.

El problema surge, pues, cuando se produce la metástasis posteriormente a la cirugía.

Normalmente las posibles células que hubieran ido al torrente sanguíneo son destruidas por el sistema inmunitario. Pero a veces esas células quedan durmientes y emboscadas sin metastatizarse, sin anidar y sin ser detectadas por el sistema inmunitario. Por ello resulta muy importante poder detectar células durmientes, antes de que se metastasen, y destruirlas.

El quid de la cuestión es saber por qué se desencadena un cáncer y cómo evitarlo. El problema radica en saber cuándo el sistema inmunitario no es capaz de destruir a las células cancerosas y cómo podemos ayudarle a destruirlas.

El descubrimiento del secreto de la capacidad de reproducción y no envejecimiento de las células cancerosas así como el conocimiento del comportamiento de nuestro sistema inmunitario será el gran descubrimiento del siglo XXI. Porque ese conocimiento va alineado tambien con el de la medicina regenerativa.

El problema radica en ver cómo es posible que las células rejuvenezcan y no mueran sin que por ello se descontrolen, sin que se conviertan en cancerosas. Si esto llegara a solucionarse, el futuro del hombre podría no tener límites.

Los avances en genómica, proteómica y, en general, las ciencias ómicas, la biología molecular, han sido muy importantes en los últimos años; progresando de manera acelerada. De momento cada día vamos leyendo noticia tras noticia de pequeños avances que se van sucediendo cada día.

Pero, no solo no envejeceremos sino que podremos regenerar órganos afectados por accidentes o enfermedades. No serán necesarios los trasplantes. Se regenerarán órganos, piel, huesos y tejidos de nuestras propias células.

Los avances en la tecnología de la información y la nano bioelectrónica permitrán incluso la posibilidad de grabar la información del cerebro, como una copia de seguridad ante la posible pérdida accidental de masa encefálica, y poder reinsertar esta información en las células regeneradas.

¿Cómo será la vida entonces? ¿Será la juventud eterna? ¿Cuanto vivirán los hombres? ¿De qué morirán entonces?

¿Seguiremos siendo 7.000 millones?

El futuro del hombre está en las estrellas…

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