Historia de la desaparición de Europa

La desaparición de Europa viene determinada por tres acontecimientos fundamentales: las dos guerras europeas, de alcance mundial y la guerra actual, no aparentemente cruenta, pero la más letal, de la que luego hablaremos.

En la Primera Guerra Mundial las pérdidas humanas alcanzaron cifras previamente inimaginables. El coste humano del conflicto debió rondar los 10 millones de muertos y el doble de heridos. Estas cifras superan a las de todas las guerras habidas durante el siglo XIX. Si tenemos en cuenta las pérdidas civiles, puede que, incluyendo el déficit de nacimientos, la epidemia conocida erróneamente como “gripe española” y los genocidios, Europa, excluida Rusia, perdió casi el 10% de los aproximadamente 250 millones de habitantes con que contaba antes de la guerra. Sobre todo gente joven. En Rusia, la Revolución bolchevique y la guerra civil posterior engrosaron la factura demográfica muy por encima de esa cifra.

En los países que hicieron un mayor esfuerzo bélico los fallecimientos de Adultos en edad laboral alcanzaron proporciones no despreciables: Francia, 7,2%; Turquía y Bulgaria, 6,8%; Alemania, 6,3%. Las pérdidas de capital físico (maquinaria, edificios, infraestructuras, etc.) por destrucciones materiales, interrupción de las inversiones y mantenimiento insuficiente alcanzó a un 3,5% del existente en 1914. Aunque fue mucho mayor en algunos países (Bélgica, Polonia y Serbia) o regiones (Francia septentrional). Las inversiones exteriores, antaño importantes, de Gran Bretaña y Francia se habían reducido sustancialmente. Las de Alemania prácticamente habían desparecido.

De esta manera, con la primera guerra mundial o Gran Guerra, se inicia el proceso de destrucción de Europa, pero es con la Segunda Guerra Mundial con la que Europa recibe un golpe de muerte del que desde entonces languidece.

En la Segunda Guerra Mundial murieron cerca de 40 millones de europeos, 24 millones de soldados y 36 millones de civiles. La Unión soviética tuvo de 20 a 26 millones de muertos, Alemania 6,5 millones, Polonia 4,1 millones, Yugoslavia 1,1 millones, Francia 600.000 muertos, Italia 500.000, Rumania 500.000, Checoslovaquia 450.000, Hungría 435.000, Austria 374.000, Gran Bretaña 350.000, Estados Unidos 274.000, Holanda 210.000.

En Rusia fueron destruidas 1.700 grandes ciudades, en Francia el 30% de  los edificios, en Alemania todas las ciudades de más de 100.000 habitantes fueron arrasadas: Colonia, Dusseldorf, Dortmund, Bremen, Hannover, Dresde, Hamburgo, Berlín, Königsberg fueron literalmente devastadas. Como también lo fueron Varsovia, Poliesti, Milán, Bolonia, Génova, Róterdam, Leningrado, Stalingrado, Kiev, Járkov y Sebastopol.

La represión impuesta por los vencedores a los vencidos fue cruel letal para muchos militares y civiles. La URSS deportó a Siberia en 1940 a unos 2 millones de letones, estonios y lituanos de los que el 80% murieron, y en 1941 deportó a 3 millones de personas de los pueblos caucásicos a los que acusó de colaboracionismo con los alemanes y de los que pudo morir entorno a un millón de ellas. Cerca de 2 millones de soldados del EJE murieron en los campos de prisioneros soviéticos. Tras la repatriación de 2,7 millones de soldados prisioneros de los alemanes a la URSS, fueron enviados a campos rusos acusados de no haber combatido hasta el final y sospechosos de haber colaborado con los alemanes: murieron unos 800.000. Las tropas rusas violaron, al entrar en Berlín, a unas 80.000 mujeres alemanas y en torno a 50.000 en cada caso al entrar en Viena y en Budapest.

Los vencedores juzgaron tras la guerra en Núremberg a 22 altos cargos alemanes y hubo 11 condenas a muerte., tres de cadena perpetua y varias de menor alcance. Fueron igualmente juzgados y ejecutados los líderes de Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Noruega.

En Francia, tras la liberación de París, fueron asesinadas unas 9.000 personas y, tras la depuración “legal” fueron ejecutadas 791 personas. En Italia, en los momentos finales de la guerra, fueron asesinadas entre 12.000 y 15.000 personas acusadas de fascistas.

En otro orden de cosas, la frontera entre Polonia y Alemania se desplazó a la línea de los ríos Oder-Neisse lo que supuso que Prusia Oriental, Silesia y Pomerania y ciudades como Dánzig y Breslau se integraron en la nueva Polonia comunista. Pero Polonia perdió gran parte de su territorio oriental (unos 200.000 kilómetros cuadrados) que ya habían sido invadidos por Rusia en 1939 en razón a los acuerdos con la Alemania Nazi, cuando está invadió la occidental y que fue la causa final de la declaración de guerra a Alemania (que no a Rusia) por parte de Inglaterra y Francia. Además, Rusia se quedó con parte de Prusia Oriental: la región de Königsberg (renombrada Kaliningrado), localidad en la que nació Kant, expulsando a la población alemana e instalándose allí unos 700.000 rusos desde 1945. La Unión Soviética se anexionó también Estonia, Letonia y Lituania, así como las regiones rumanas de Besarabia y Bucovina (con las que formó Moldavia) así como distintos territorios finlandeses. En suma, la URSS ganó en torno a 700.000 kilómetros cuadrados y Alemania perdió 114.000 Km2 lo que supuso el desplazamiento forzoso de unos 12 millones de alemanes expulsados de tus tierras de origen.

Nos encontramos ahora inmersos en la Tercera Guerra Europea, no aparentemente cruenta, pero la más letal. No encontramos en una guerra contra las naciones europeas, contra los estados-nación, contra Europa misma en la que se quiere acabar con su identidad cultural y, es más, con su población autóctona, suplantándola por una población inmigrante. Las armas son el anticristianismo, la relativización de los valores humanos, el desprecio a las familias, el fomento del aborto, la ideología LGTB y el feminismo radical que lleva a la población a un suicidio demográfico. La profusión de propaganda globalista y multiculturista, la globalización del comercio descontrolado. Su abanderado, el socialismo y su cultura engañosa es la que ha ido desgastando a Europa despojándola de sus valores y virtudes, llevándola camino de su extinción.

Esta es la guerra en la que estamos inmersos y es en esta guerra en la que tenemos que luchar para que nuestro hijos y nietos puedan disfrutar de los niveles de progreso económico, bienestar social y desarrollo cultural fruto de siglos de trabajo y esfuerzo y que ha sido capaz de cambiar el mundo llevando su civilización a todos los confines de la tierra. sed0 \lsdq

Puede dejar un comentario, o trackback desde su propio sitio.

Deje un comentario

Imagen CAPTCHA
*

Powered by WordPress | Designed by: seo | Thanks to seo company, seo services and seo firm