Vacunación e infección bacteriana

Como todos sabemos, las enfermedades infecciosas pueden estar producidas por virus, bacterias, hongos u otros parásitos. Las vacunas son medicamentos biológicos que aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos, evitando la infección o la enfermedad. Provocan que nuestro sistema inmunológico desarrolle anticuerpos que, posteriormente, en caso de infección, actúan eliminando los agentes patógenos evitando que se pueda desarrollar la enfermedad de origen infeccioso.

Según Médicos Sin Fronteras, Cólera, malaria, sarampión y meningitis pueden convertirse en epidemias durante 2016, si no se lleva a cabo una inversión adecuada para la prevención y respuesta a los brotes.

Un aspecto a resaltar es el que se refiere a las vacunas contra agentes bacterianos. Agentes que provocan enfermedades que se han tratado regularmente con antibióticos. El problema que ahora se plantea es que el uso incontrolado y abusivo de antibióticos ha ido generando resistencias bacterianas de manera que la fortaleza de las respuestas terapéuticas ante este tipo de infecciones se han ido debilitando, un problema hoy cuya solución requiere formación, recursos y buen cálculo de los médicos.

El número de antibióticos desarrollados por la industria farmacéutica ha disminuido de manera dramática en los últimos años. Cada vez hay menos alternativas terapéuticas y hay pocos fármacos para enfrentar las bacterias resistentes. Las resistencias a los antibióticos son generadas por los seres vivos y cambiantes (las bacterias) y hasta ahora la industria ha ido generado nuevos medicamentos para enfrentar estas resistencias. Pero se genera un círculo vicioso del que, hasta el momento, es difícil salir: la aplicación de nuevos medicamentos genera nuevas resistencias antibióticas por las bacterias, por lo que hay que conseguir  nuevos medicamentos contra los cuales se generarán nuevas resistencias, etc. Es un círculo que puede ir más rápido o más despacio, pero que se empezó a acelerar a partir de los años 50 hasta llegar a la crisis antibiótica que se vive hoy, con más bacterias resistentes y menos antibióticos nuevos en el mercado.

Además de la medicación con antibióticos, estamos expuestos a antimicrobianos en ambientes no médicos por la frecuencia de los viajes, y también por el pienso de los animales y otros usos y abusos de los antibióticos que se hacen en la veterinaria con los piensos y los medicamentos para animales de consumo humano. Todo esto facilita la generación de resistencias microbianas. Hacen de vacunas para las bacterias que, ante un ataque débil, fortalecen su sistema inmune para combatir los antimicrobianos. Según los expertos, las resistencias a los antibióticos podrían costar 10 millones de vidas en todo el mundo en el año 2050.

Por otro lado, enfermedades de origen bacteriano como el tifus, el tétanos, la difteria, la tosferina,  la neumonía, la meningitis, la tuberculosis o el cólera son evitables mediante la administración de las consiguientes vacunas. Algunas de ellas están prácticamente erradicadas. Pero tenemos un problema, o varios. Algunas de estas enfermedades están resurgiendo sobre todo debido al auge de las comunicaciones por avión, el turismo y el movimiento migratorio: O bien vamos a países donde estas enfermedades todavía tienen una alta presencia o vienen visitantes o inmigrantes de países donde no han recibido las vacunas oportunas.

Es evidente que es más fácil prevenir, con una buena política de salud pública, de seguridad alimentaria y de vacunación, que tener que remediar la enfermedad susceptible de desarrollo ante la ausencia de la vacunación. Es muy importante que se exijan los justificantes de vacunación a aquellos inmigrantes o visitantes que llegan a España y, también, que se realice un control, vacunación y seguimiento sanitario de la población inmigrante en situación ilegal. Los problemas de salud pública nos atañen a todos.

El otro problema es el que ya apuntábamos antes y es el rápido desarrollo de las resistencias antibacterianas y, sin embargo, la baja producción de nuevos antibióticos que, además, cada vez son más costosos. Por eso es tan importante la vacunación preventiva contra estas enfermedades; porque ya no se combaten tan fácilmente, porque cada vez contamos con menos recursos al generarse multiresistencias bacterianas a los medios terapéuticos con que contamos.

Con estas líneas quiero concienciar a todos sobre este problema y alertar a las autoridades sanitarias con el fin de prevenir las infecciones bacterianas evitables mediante la vacunación de la población tanto en su edad infantil como en las edades adulta y madura.

 

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