El color de un atardecer. Soneto

El color de un atardecer huidizo,
de un sol oblicuo y de rayos dorados,
cubre los campos de un tinte cobrizo
de brumas y de tonos agostados.

Y los días se acortan asustados
ante el frío de las noches tempranas
dejando a los hombres ya cansados
de caminar por veredas lejanas.

¡El invierno se adelanta temprano
y viene, creyéndose que es el amo,
a inundar todo un campo de secano!

¡El calor se refugia en el tálamo
de un amor que certero y lejano
con afán y vehemencia reclamo!
.

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