La Salud Mental tras más de un año de pandemia

Es natural sentir estrés, ansiedad, angustia y preocupación durante la pandemia del COVID-19. En este encuentro vamos a analizar cómo ha resultado afectada la salud mental en los enfermos que han contraído la enfermedad Covid19, en los sanitarios que los atienden, cómo ha afectado a los enfermos de salud mental, en su mayoría crónicos o sujetos a rebrotes, y cómo ha afectado a la población en general, especialmente a las personas de alto riesgo.

La infección por el virus SARS-Cov-2, puede tener efectos directos sobre el cerebro tras el desarrollo de la enfermedad Covid19 y además porque el virus infecta también el cerebro, creando problemas neurológicos. A su vez, hay respuestas inmunes que tienen efectos adversos sobre la función cerebral. Pero, además, la enfermedad Covid19 provoca frecuentemente a los que la sufren, otros efectos sobre la salud mental debidos al estrés post traumático, ansiedad y depresión tras la conciencia del riesgo de muerte y la incertidumbre que conllevó.

También los sanitarios que los atienden, que viven la tragedia de sus pacientes y que se ven superados por la presión asistencial, el desconocimiento de la enfermedad y ante la incertidumbre de la efectividad de los medicamentos, sufren angustia emocional, ansiedad, estrés y depresión.

La OMS ya advirtió a finales de año que durante la pandemia se habían alterado o paralizado por completo los servicios de salud mental en el 93% de los países del mundo, con el peligro de agravamiento de estos enfermos, especialmente vulnerables ante situaciones anómalas y de estrés. En España, al principio de la crisis contábamos con aproximadamente 3 millones de enfermos psiquiátricos.

A principios de este año la OMS lanzó una nueva alerta de la sobre la fatiga pandémica y el impacto en la salud mental de lo vivido durante el primer año de epidemia, con altos de síntomas de ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático y sufrimiento psicológico no específico en la población en general. Es probable que las restricciones sociales relacionadas con la pandemia hayan provocado un aumento en el consumo de alcohol y otras sustancias adictivas, así como en los juegos de azar y las apuestas on line en diferentes grupos de la población.

Según la reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el 35% de la población española confesó haber llorado con frecuencia durante la epidemia, el 15% haber sufrido ataques de ansiedad, el 41% haber notado a sus hijos mucho más agresivos que antes de la epidemia y el 42% decía no poder conciliar aún el sueño.

Los efectos del aislamiento, el teletrabajo, la pérdida de empleo y el distanciamiento social y físico han interrumpido abruptamente muchas oportunidades sociales importantes para la salud física y psicológica. Esto, junto con el miedo a contraer la enfermedad y la muerte, han generado, como antes decía, casos de pánico, ansiedad, estrés y depresión, pudiendo llegar a dar casos de pánico; efectos que sin duda pueden ser agravados por el hundimiento económico, la pérdida de empleo, los impagos y las carencias de ingresos.

Y no solo la crisis económica provocada sino también la falta de libertad y la situación de engaño y crispación política y las continuas contradicciones en la información recibida por los ciudadanos, son un importante determinante del desconcierto, el aturdimiento y el deterioro de la salud mental de la gente.

En España tres millones y medio de personas viven solas de manera involuntaria. Las consecuencias de todo lo expuesto son la acentuación todavía más del aislamiento social, la soledad y el aturdimiento, que pueden llevar al suicidio y autolesiones, abuso de alcohol y sustancias drogodependientes, abuso doméstico e infantil, acoso cibernético, agobio, duelo, pérdida, estrés económico, desempleo, falta de vivienda y ruptura de relaciones y otros riesgos psicosociales, como desconexión social, anomia, entendida como desorganización social o aislamiento de la persona como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales.

Durante esta pandemia, según un estudio del Elma Research Institute, el 58% de ciudadanos europeos revelaba haber tenido síntomas psicológicos con una duración de más de 15 días, registrándose el porcentaje más elevado en España con un 69%.

Además, en España ha aumentado un 30% el riesgo de suicidios siendo la primera causa de muerte traumática (4.000 suicidios al año; más de diez suicidios diarios), el consumo de psicofármacos ha aumentado un 40% y se ha detectado un incremento del insomnio, del deterioro cognitivo, de migrañas y cefaleas, obesidad y diabetes y una progresión de la miopía en niños.

A la traumática situación creada por el distanciamiento social, el miedo, el encierro y los problemas económicos generados por el confinamiento durante la epidemia se ha sumado para parte de la población, la muerte de algún amigo o familiar muy cercano, con la imposibilidad estar junto a él y de duelo.

En la última reunión de la Fundación, los servicios psiquiátricos de los grandes hospitales detectaron un elevado aumento de problemas psicológicos de los pacientes tras el Covid19, aumento de la gravedad en todas las consultas, aumento de primeras consultas en jóvenes y adolescentes, aumento de primeras consultas, aumento importante de los intentos de suicidio y autolíticos en la población adolescentes y trastornos alimentarios. En el aspecto organizativo, coincidieron en la práctica desaparición de las derivaciones desde primaria y una disminución, por tanto, de las listas de espera. Para solucionar estos problemas, cualquier actuación, según señaló la Dra. Blanca Reneses, debe orientarse la una segmentación de la población objetivo: Población general, pacientes con tratamiento, enfermos de Covid19 y profesionales sanitarios., aumentar los recursos para la psicoterapia, digitalización y hospitalización domiciliaria.

Jose Manuel Carrascosa, gerente del hospital psiquiátrico de Leganés, se quejó del abandono de los pacientes graves, crónicos y que empeoran y que, debido a la pandemia, han perdido soporte, se sienten desprotegidos y solos para lo que reclamó programas multidisciplinares de apoyo a estos pacientes.

Un panorama no muy alentador. Mientras no eliminemos las causas que lo han provocado: los confinamientos, el distanciamiento social, el cierre de negocios y acabar con la enfermedad Covid 19, seguiremos con el deterioro de la salud mental y las medidas que tomemos no dejarán de ser más que medidas paliativas.

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