Un Soneto, y algo más

Era aquella noche tan cerrada,
aquella noche serena y fría
en la que me acercaba a la nada,
ingrávida, silenciosa y vacía,

cuando llegó ese día tan albino,
en el que el sol lucía desvaído
y corría hacia adelante mi destino
a la vida y a la suerte agradecido.

¡Noches de ensueño y de fantasías
que ocultan realidades anodinas
creando necesarias alegrías!

¡Días cortos de alegres melodías,
de imaginarios cuentos de cocinas
y cálidos y breves mediodías!

¡Cómo brota la vida apagada
por todos los resquicios del alma
y de la naturaleza olvidada!
.

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