¿Volverá a ser musulmana la península ibérica?

Hace 1.300 años, en el año 711, la Hispania visigoda, romanizada y cristiana, fue invadida por el Islam. La Spania de San Isidoro de Sevilla, escrita en el año 619, de la que decía: Tú eres, oh España, sagrada y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extienden desde el Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora la reina de todas las provincias, de quien reciben prestadas sus luces no sólo el ocaso, sino también el Oriente. Tú eres el honor y el ornamento del orbe y la más ilustre porción de la tierra, en la cual grandemente se goza y espléndidamente florece la gloriosa fecundidad de la Nación Goda. Con justicia te enriqueció y fue contigo más indulgente la naturaleza con la abundancia de todas las cosas creadas, tú eres rica en frutos, en uvas copiosa, en cosechas alegre… Tú te hayas situada en la región más grata del mundo, ni te abrasas en el ardor tropical del sol, ni te entumecen rigores glaciares, sino que, ceñida por templada zona del cielo, te nutres de felices y blandos céfiros… Y por ello, con razón, hace tiempo que la áurea Roma, cabeza de las gentes, te deseó y, aunque el mismo poder romano, primero vencedor, te haya poseído, sin embargo, al fin, la floreciente Nación de los Godos, después de innumerables victorias en todo el orbe, con empeño te conquistó y te amó y hasta ahora te goza segura entre ínfulas regias y copiosísimos tesoros en seguridad y felicidad del imperio[1]. Una Hispania que abarcaba toda la península Ibérica.

Pero una nación no es conquistada desde fuera si antes no se ha destruido desde dentro. En reino visigodo estaba sufriendo varias guerras internas por el poder entre diferentes nobles que reclamaban el trono. En el año 711 el rey Rodrigo se hallaba dirigiendo una campaña militar en el norte. La división de sus élites, con enfrentamientos vinculados a la elección de los sucesores al trono de una monarquía que no era hereditaria sino electiva.

Una aristocracia terrateniente superpuesta a una población con condiciones vitales muy duras, por lo que muchos recibieron la conquista, ante las falsas promesas de respeto de los musulmanes, como una mejora de su situación. Además, los musulmanes pudieron ver una ventaja en la situación de las minorías hebrea, amparándola bajo la jurisdicción islámica.

El pacto entre Teodomiro y Abdelaziz, firmado el 5 de abril de 713, donde se mantenía en el poder a las viejas autoridades hispanogodas a cambio de algunas concesiones, lealtad a Damasco y el pago de tributos entre otras cosas decía: obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos. Pero, según podemos leer en la Crónica Mozárabe del año 754 que narra el desarrollo de la conquista musulmana de la Hispania cristiana, las cosas no trascurrieron así: En este tiempo, en la era 749, año cuarto del imperio de Justiniano, nonagésimo segundo de los árabes, (…) el propio Musa, como las columnas de Hércules lo encaminaban hacia esta desdichada (…), atravesando el estrecho de Cádiz penetra en ella —injustamente destrozada desde tiempo atrás e invadida— para arruinarla sin compasión alguna. Después de arrasarla hasta Toledo, la ciudad regia, y azotar despiadadamente las regiones circundantes con una paz engañosa (…) Y así, con la espada, el hambre y la cautividad devasta no solo la Hispania ulterior sino también la citerior hasta más allá de Zaragoza, ciudad muy antigua y floreciente, poco ha desprovista de defensas porque así lo quiso Dios. Con el fuego deja asoladas hermosas ciudades, reduciéndolas a cenizas; manda crucificar a los señores y nobles y descuartizar a puñaladas a los jóvenes y lactantes. De esta forma, sembrando en todos el pánico, las pocas ciudades restantes se ven obligadas a pedir la paz, e inmediatamente, complacientes y sonriendo, con cierta astucia conceden las condiciones pedidas.[2]

Y así se asentó en la península el Emirato y luego Califato musulmán mas o menos estable excepto en el noroeste de la península, que, no obstante, hasta Almanzor, sufría rafias y saqueos de cuando en cuando.

Tras el objetivo compartido por los reinos y condados cristianos de reconquistar Hispania, España o Espanya se recuperó Hispania para el cristianismo. Se tardó más de 500 años en reconquistarla para el cristianismo, quedando el Emirato de Granada como tributario del Rey de Castilla durante 200 años más.

El problema entre cristianos y musulmanes no solo era político, sino también religioso. Era cultural, filosófico, lingüístico, étnico e incluso racial.

Pero todavía pasarían muchos años con problemas con los moriscos que quedaron, con insurrecciones como las de las Alpujarras o acuerdos con piratas berberiscos que asolaban el levante español, hasta que España se desembarazó totalmente de los residuos de la invasión musulmana con la expulsión de los moriscos en los inicios del siglo XVII.

A pesar de la larga presencia árabe y norteafricana en el sur de España, un estudio genético muestra ahora que su huella genética en el sur apenas ha pervivido. Ni siquiera hay diferencias genéticas significativas con otros pueblos europeos del sur o del norte.

Ahora, transcurridos tantos años, España vuelve a correr el riesgo de sometimiento al Islam. Y no solo España, toda Europa, en la medida en que ha perdido sus valores, desconoce o rechaza su historia y se echa en brazos de la indolencia y el egoísmo nihilista.

El islamismo

El islam es una doctrina político-religiosa; no es solo una religión, es principalmente una dictadura teocrática que impone un código civil, la Sharía, propia de la más rancia Edad Media, el siglo VII y de los nómadas del desierto de Arabia. Su finalidad es el sometimiento del hombre a Alá, es decir, a los gobernantes teocráticos y la imposición de la Sharía a toda la Humanidad mediante el desarrollo de la Guerra Santa, la “Yihad”.

El Corán contiene más de 52 suras o versículos incitando a la violencia contra las comunidades judía y cristiana principalmente, además de contra los “infieles” en general. El Corán es un libro que promueve sin duda alguna la “cristiano fobia”, y, por tanto, el enfrentamiento violento entre comunidades. Además, las corrientes más extremistas como el salafismo y el wahabismo (imperante en Arabia Saudita) son las corrientes mayoritarias de difusión del islam.

El panorama no puede ser más preocupante para el progreso, la democracia y el futuro de la Humanidad. Sobre todo, ante la actitud indolente y conformista y la falta de ideales e ilusiones de la gente, cada vez más ignorante, que la hace candidata al sometimiento, víctimas del terror islámico.

Hace más de 20 años el islamismo inició lo que llaman “la tercera yihad” estudiando concienzudamente a Occidente. Pero desgraciadamente pocos occidentales han hecho lo mismo con el islam, su religión, mentalidad, su forma de operar y su ideología. Ingenuamente los “buenistas” creen que es una religión como cualquier otra. Pero el islam no es sólo una religión; es, sobre todo, una ideología y un proyecto político, la globalización del islamismo y la implantación de la Sharía, un código político y civil medieval. Como decía el imán Jomeini “El Islam sin la política no es nada”.

Para la imposición del islam en España y en Europa se utilizan cuatro vías: la financiera, la demográfica, la del terror, con el objetivo de crear el síndrome de Estocolmo en la población, y la del adoctrinamiento a través de los medios de Comunicación, principalmente TV. Todo ello aderezado con el adoctrinamiento radical a la población musulmana desde las mezquitas.

Cada vez el dinero árabe está más Introducido en la economía española, europea y occidental. Sobre todo, en los medios de comunicación. A través de sus inversiones en las finanzas europeas influyen en las empresas, los medios de comunicación y los gobiernos.

El islam utiliza todos los medios para destruir y dominar nuestra civilización: comprando empresas o participaciones financieras, la comercialización y trasformación del petróleo, los medios de comunicación, principalmente la TV y las redes sociales, la construcción de mezquitas y escuelas coránicas, fomentando y provocando la inmigración, la incitación por los Imanes a la procreación, y mediante el terror y la guerra total. Y favoreciendo los movimientos antisistema, de extrema izquierda o nacionalismos locales rupturistas de los Estados europeos con el fin de desestabilizarlos y hacerlos más vulnerables.

Los islamistas quieren destruir nuestros países, nuestras sociedades, en connivencia de intereses con estos movimientos extremistas, aunque con diferentes objetivos que aquellos, para así imponer el islam fundamentalista.

La actitud de los gobernantes europeos frente al islamismo

La actitud de gran parte de los gobernantes europeos es muy irresponsable, pecando de oportunismo y de un supuesto buenísimo, dejando indefensos a sus compatriotas. Es necesario concienciar a la gente y reaccionar ante este peligro antes de que sea tarde. Es necesario reformar y desarrollar la legislación respecto a las relaciones con los países islámicos, afrontar seriamente el problema, no del decrecimiento demográfico, sino del descenso, es lo que realmente ya está ocurriendo, y abandonar el enfrentamiento fratricida ente los partidos políticos a la vez que ofrecer un proyecto de futuro que ilusione y apasione a los ciudadanos europeos.

La política en Oriente Medio y norte de África impulsada por Estados Unidos ha resultado nefasta para Europa. La desestabilización de países como Irak, Siria y Libia ha sido muy perjudicial para la economía de los países europeos del mediterráneo y ha desembocado en un flujo migratorio hacia Europa insostenible.

El islamismo liderado por Arabia Saudí y el resto de estados islámicos afines, donde impera el absolutismo y la discriminación, está financiando la violencia e invadiendo la economía occidental, mientras en paralelo se realiza una agresiva inmigración musulmana en Europa.

La ideología populista de Unidos Podemos y adláteres, siglas bajo las que se esconde el populismo comunista leninista, está alineada con la izquierda radical internacional y los intereses de los países árabes, incentivando lo que el islam llama “la tercera yihad”, tercera “invasión” musulmana que está significando el desastre para Europa y Occidente.

Cuando queramos darnos cuenta del peligro y reaccionar, será tarde. Nos habrán invadido y destruirán nuestras democracias, nuestras libertades y nuestros valores.

Como citaba al inicio de este texto, Una civilización no se conquista desde fuera si no se ha destruido a si misma desde dentro.[3]

Es necesario el resurgimiento de España, el resurgimiento de Europa, y un movimiento radical para luchar contra este fanatismo político-religioso que trata de imponer la Sharía como código civil y someternos a la esclavitud con formas de vida medievales.


[1] Trad. de Rodríguez Alonso, en su ed. de San Isidoro de Sevilla, Historia de los Godos, Vándalos y Suevos, 1975, León, pp. 169 y 171

[2] Crónica mozárabe, (754) (trad. López Pereira, Zaragoza, 1980. pp 69-73)

[3] Will Durant Will Durant

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