Rusia, Europa, Turquía y el Islam

Rusia no es nuestro adversario; su cultura es la europea; su civilización es la nuestra; Rusia tiene que ser un gran aliado de la Unión Europea. Posiblemente de una nueva Unión Europa. Porque sus intereses como civilización coinciden con los nuestros.

Es ingente la aportación rusa a la cultura europea. Como muestra están los grandes compositores como Tchaikovsky, Rimsky‑Kórsakov, Prokofiev, Borodin, Stravinsky, Rubinstein, Shostakovich, etc. O los grandes escritores como Tolstoi, Dostoyevsky, Chejov, Pushkin, Gorki, Solzhenitsyn, etc. Igualmente ingente las aportaciones de la pintura y el ballet rusos a la cultura europea.

Detrás de las diferencias entre Rusia y Europa está el lobby financiero islámico. Tenemos conseguir un acercamiento de Rusia a Europa

Sin embargo los intereses de Turquía no se corresponden con los nuestros. Turquía está regida por un partido islámico. Su pueblo está cada vez mas radicalizado. Su objetivo es el Corán y la Sharía. Turquía fue el resultado de una invasión islámica procedente de Asia sobre la Anatolia griega, una región de cultura greco-cristiana, que acabó con la conquista de Constantinopla y, posteriormente, la invasion de la península balcánica.

Turquía, durante su largo Califato siempre tuvo enfrentamientos con el Imperio Ruso y discusión de fronteras. Pero Rusia siempre fue cristiana y europea y Turquía islámica y asiática. Y no me refiero a las religiones sino a las culturas subyacentes a las mismas.

El esfuerzo de Atatürk, primer presidente de la República Turca, por crear un Estado moderno, democrático y laico, está naufragando ante el avance del fundamentalismo islámico. El Estado Turco fundado por Atatürk se creó sobre unas bases nacionalistas que provocarnon, en el oeste, la expulsión de los griegos de la Anatolia y, en el este, la tremenda represión de los Kurdos. En la historia turca el nacionalismo siempre ha estado por encima del islamismo, que ha estado a su servicio. Pero, ¡cuidado! Islamismo más nacionalismo son una bomba de relojería. Desde Europa y Occidente hay que apoyar a aquellos que en Turquía defienden la democracia y la libertad. La desestabilización de Turquía supondría una gran catástrofe para todos.

Turquía fue un instrumento de la OTAN durante la guerra fría. Ahora no hay guerra fría aunque a algunos grupos de poder les guste. Turquía puede ser un aliado coyuntural pero no es europea; ni política ni religiosa ni culturalmente europea. Habria que replantearse su relación con la OTAN, aunque es muy importante trabajar por la culturizacion turca en favor de la libertad y la democracia y mantener las mejores relaciones con sus gobernantes.

La entrega de misiles a Turquía, la eliminación del visado para que entren en Europa y la posible entrada de Turquía en Europa supondrá la muerte de la Europa de la libertad y el progreso. ¿Esto es lo que nos propone la Unión Europea: locura y suicidio?

En Europa el enemigo lo tenemos dentro. Los europeos no quieren ver el peligro. Creen que ignorándolo desaparecerá. Pero la amenaza está ahí; permanece y crece. La cobardía de los europeos es la llamada más fuerte a la violencia islamista. Y la codicia. Los países islamistas utilizan el dinero para satisfacer la codicia financiera de la gente y expandir su fuerza en Occidente. Un país cobarde no tiene futuro. La cobardía y la indolencia son los mejores pasajes para el sometimiento.

El presidente de Hungría es la voz de la sensatez frente al buenismo suicida y la demagogia; y ahora ha quedado demostrado. Hay que cambiar la ley de extranjería con el fin de protegernos contra la masiva inmigración irregular musulmana e impedir su adquisición de la nacionalidad española y, por tanto, europea.

En los dos últimos años más de 150.000 personas han sido asesinadas de la manera más vil: crucificados, quemados, ahogados, degollados, torturados, por el llamado Estado Islámico, sólo por el mero hecho de ser cristianos. Y Occidente no ha dicho ni hecho nada.

Pero Europa no sólo no se ha interesado por la defensa de su civilización fuera de sus fronteras sino incluso dentro de las mismas. Hay varios cánceres en nuestra sociedad, unos importados, como el extremismo islámico, y otros generados internamente como los movimientos o partidos extremisras, antisistema y contraculturales.

Hay que excluir de la vida política a aquellos que reniegan de nuestra cultura que lleva intrínseca el humanismo, la libertad y la dignidad de las personas. Hay que excluir a aquellos que desean destruirla.

Europa tiene que defenderse por sí misma y defender sus intereses por encima de los de Estados Unidos u otros países de occidente y no condicionarlos a los de estos.

Si no ponemos las cosas en su justo sitio y reaccionamos en consecuencia con sensatez, valentía y sin complejos, estamos perdidos.
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